La Torre Latinoamericana ha resistido 3 fuertes sismos; desde su concepción, los ingenieros hicieron un estudio del suelo de la Ciudad de México y adaptaron la estructura para que se complementara con la viscosidad del suelo y los sismos.
Su ingeniero residente, Víctor Hugo Ariceaga, se hace cargo del mantenimiento estructural y es quien lleva a cabo los planes de Protección Civil. Explica que está sostenida por 361 pilotes de concreto que ocupan más de 30 metros de profundidad; asimismo, los pilares de la torre son estructuras de acero que se encuentran desde los tres sótanos y cargan con el peso total, que es de 25 mil toneladas.
Gracias a estas medidas, la Torre Latinoamericana puede soportar un terremoto con magnitud de 9° en la escala de Richter, lo cual la convierte en uno de los lugares más seguros en la ciudad en eventos de esta naturaleza, al absorber los movimientos telúricos.
Así, la Torre Latino se ha mantenido en pie desde 1956, desafiando el terreno de una ciudad cimentada sobre un antiguo lago y al mismo tiempo innovando en su construcción, siendo el rascacielos más alto de México en su momento.
Aunque son los grandes temblores los que son noticia, en México tiembla a diario, aunque casi imperceptiblemente, pero a final de cuentas afecta las edificaciones; sin embargo, la Torre Latinoamericana ha soportado todos y cada uno de estos temblores, hasta los más fuertes. Por eso se asegura que el día en que un terremoto derribe la torre, es probable que ningún otro edificio en la ciudad quede en pie.
Es una responsabilidad de los arquitectos y contratistas estudiar las zonas donde se va a realizar una construcción, como se hizo con la Torre Latino al saber que estaría ubicada en una zona de alto riesgo sísmico. En la actualidad, rascacielos modernos de la CDMX replican la estructura de la Latino para ofrecer seguridad frente a un terremoto de gran magnitud.