De acuerdo a las necesidades de operación de cada empresa, es importante evaluar qué tipo de almacén o bodega se requiere. Las ventajas de esta clase de construcciones es que ayudan a optimizar costos y tiempo, pero cada una cuenta con características especiales:
Los almacenes forman parte de una cadena de operaciones más compleja; en ellos existe un estricto control de entradas y salidas de mercancía, además, cuentan con una sola puerta para poder vigilar los recursos que contiene.
Estas edificaciones deben estar en constante comunicación con el departamento de compras a fin de conocer la cantidad de suministros en existencia para evitar que se agoten. La buena gestión ayuda a mantener la comunicación entre los centros de producción y distribución.
Una bodega reúne características similares a las de un almacén, pero no es parte de los procesos; es decir, solamente está destinada a albergar la mercancía y no se liga a los pasos de aprovisionamiento.
Regularmente, los tipos de construcción destinados a convertirse en bodegas requieren otra clase de resistencia y materiales, dado que los artículos pueden o necesitan quedarse a resguardo por períodos más extensos.
Empresas comerciales e industriales de todas las áreas utilizan estos espacios, ya sean propios, en alquiler, temporales, reubicables o permanentes. El objetivo siempre es facilitar el desarrollo de las operaciones, brindar funcionalidad y facilidad de administración, así como que cumplan con estándares de calidad y seguridad.
Evalúa las necesidades de tu empresa para elegir la opción más conveniente.